domingo, 15 de diciembre de 2013

Como en tus brazos puedo ser la niña más dulce

-delcuaderno-
Creo que he escrito mucho del sol, he hablado de su calor, de su luz, su paz, pero hoy quiero contar lo que hace el sol en tus ojos.
Suelo mirarte mucho a los ojos, quizás porque amo cómo transmiten todo lo que estás sintiendo, o la forma en que tu parpado inferior se acerca al superior cuando sonríes, formando así un equilibrio perfecto con la curva de tu sonrisa, que me vuelve más loca aún.
Pero eso no es lo que hace el sol en tus ojos, me refiero al momento, en el que acostada en el pasto, con la cabeza sobre tu mochila, veo caer el sol en tu rosto, cómo me señala las formas de tu cara, las marcas de tu piel, el brillo de tu pelo y tus ojos, brillan de una forma increíble y me gusta imaginar que son para mí, están, chinitos, porque no te gusta el sol en los ojos, pero de alguna forma tu mirada se vuelve más intensa y por más que quiera (no), no puedo quitar mi vista de ella.
Y así, recostada y sólo mirándote, con tus manos en mi cintura y las mías tal vez en tu pelo o en la piel de tu espalda, siento unas ganas increíbles de besarte, me acerco para darme cuenta de que amo tus labios, con los ojos cerrados solo pienso en que te amo, en cada movimiento de tus labios, en tu respiración, tus manos recorriéndome, te amo, al separarnos encuentro tu sonrisa, luego tus ojos y el sol en ellos, un efecto hermoso porque brillan, se achinan y me miran, me miran tan dulcemente y los amo, te amo tanto, a ti y a tus ojos, a ti sonrisa, a ti enterito

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